Muchas veces los horarios y jornadas laborales son tan absorbentes que no tenemos tiempo suficiente para alimentarnos adecuadamente ni antes de salir a trabajar, durante la jornada o, incluso, al regresar a casa, por lo que normalmente llevamos una dieta poco equilibrada que no solo afecta nuestra energía para llevar a cabo nuestras actividades, si no que nos resta claridad mental y a la larga, puede pasarnos factura y afectar nuestra salud.
Recordemos que una alimentación sana y balanceada es uno de los pilares de la salud, ya que muchas enfermedades se gestan a partir de una alimentación deficiente, comenzando por el sobrepeso y la obesidad, pasando por diabetes, hipertensión arterial, los padecimientos cardiovasculares y afecciones gastrointestinales como la gastritis, colitis y el síndrome del intestino irritable.
Desgraciadamente, en la jornada laboral hay poco tiempo para dedicarlo a realizar comidas saludables, por lo que solemos comer cualquier cosa que nos quite el hambre sin preocuparnos por su valor nutritivo, siendo común el consumo de botanas, dulces, alimentos procesados y comida rápida (tacos, tortas o hamburguesas, por mencionar algunos) con exceso de grasa y sodio.
Es importante aprender a comer y establecer una dieta balanceada que nos aporte los nutrientes necesarios que nos provean la energía que requerimos para realizar las actividades laborales en condiciones óptimas, además de permitir al organismo llevar a cabo sus funciones adecuadamente, contribuyendo a nuestra salud y bienestar.
¿Qué son los alimentos energéticos?
Se consideran energéticos a todos los alimentos que aportan las cantidades suficientes de calorías que el cuerpo transforma en energía, es decir, proveen el combustible que requerimos para desarrollar todas las actividades físicas y mentales que queremos ejecutar.
¿Cuáles son los alimentos energéticos?
Los macronutrientes básicos de los alimentos energéticos son los carbohidratos, las proteínas y las grasas.
Los carbohidratos, presentes en cereales integrales, frutas, verduras y leguminosas, son la principal fuente energética del cuerpo, ya que estos se transforman en glucosa que puede utilizarse como energía inmediata.
Las proteínas, contenidas en lácteos, huevo, pescado, carne y leguminosas, tienen la función de actuar como energía adicional cuando lo requerimos y ya no hay suficiente glucosa que quemar en situaciones de ejercicio intenso o hambre.
Las grasas, presentes en aceites vegetales, semillas y pescados grasos como el salmón y el atún, constituyen las reservas energéticas de largo plazo del cuerpo que se acumulan para cuando se requiera su utilización.
Siendo más específicos en los tipos de alimentos energéticos podemos enumerarlos de la siguiente manera:
Los cereales son fundamentales en la energía del organismo, debido a que son ricos en carbohidratos. Entre ellos se encuentran el trigo, el maíz, el arroz, la avena y el centeno.
Los tubérculos como la papa, la zanahoria, el apio, el camote y el betabel, son semejantes a los cereales en sus características y aporte nutricional.
Las frutas y verduras aportan carbohidratos a través de la fructosa que contienen, además de que son fuente de fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes.
Las leguminosas aportan carbohidratos, proteína y fibra, por lo que constituyen un alimento muy completo. Entre ellas encontramos a los frijoles, las lentejas, los garbanzos y las alubias.
Los pescados grasos como el salmón, el atún, la sardina y la trucha, son ricos en omega 3, lo cual ayuda a prevenir problemas cardiovasculares, además de tener un aporte energético de reserva en forma de grasas poliinsaturadas.
Los aceites vegetales (olivo, aguacate y coco) y semillas (cacahuate, nuez, pistache) nos aportan lípidos de alta calidad que se convertirán en una reserva energética para nuestro cuerpo, además de aportar vitaminas, minerales y antioxidantes.
Te recomendamos consultar con un nutriólogo antes de establecer una nueva dieta energética, ya que cada organismo es diferente, por lo que, debe adaptarse el plan de alimentación con base en tus necesidades calóricas y gasto energético.
Fuentes:
deustosalud, academianutricionydietetica, shawellness, eltiempo, tuasaude