El dengue hemorrágico o dengue grave es una forma grave del dengue, una enfermedad vital que es transmitida por el piquete del mosquito y que representa un importante problema de salud pública en zonas tropicales y subtropicales.
De manera general, el dengue es una enfermedad que suele ser autolimitada y que se logra resolver en pocos días, pero el dengue hemorrágico puede poner en riesgo la vida del paciente en caso de que no se detecte o trate a tiempo. Principalmente esta variante afecta a niños y adultos jóvenes, pero cualquier persona puede desarrollarlo si ha tenido una infección previa por otro serotipo del virus.
Qué es el dengue hemorrágico
El virus del dengue tiene cuatro variantes o serotipos: DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4. Una persona puede infectarse hasta cuatro veces a lo largo de su vida y las reinfecciones aumentan el riesgo de que la enfermedad evoluciona a dengue hemorrágico. Este fenómeno se presenta debido a que el sistema inmunológico, en lugar de proteger, reacciona de manera exagerada y daña los vasos sanguíneos.
El dengue hemorrágico es una complicación severa en donde el cuerpo libera sustancias inflamatorias que afectan la permeabilidad de los vasos sanguíneos, haciendo que el plasma se filtre hacia los tejidos y provocando una reducción del volumen sanguíneo circulante. Como resultado a esto se pueden producir hemorragias internas, acumulación de líquidos en órganos y, en casos de mayor gravedad, un estado de shock potencialmente mortal.
El proceso del dengue hemorrágico inicia cuando una persona ya tuvo dengue y vuelve a ser infectada por un serotipo diferente. En este momento el sistema inmunológico reconoce el virus, pero los anticuerpos generados en la primera infección no logran neutralizar al nuevo virus. En cambio, facilitan su entrada en las células y desencadenan una respuesta inflamatoria desproporcionada.
Esta reacción provoca el daño a los vasos capilares, disminución de las plaquetas, las células encargadas de la coagulación, y alteraciones en el equilibrio de líquidos del organismo.
Síntomas del dengue hemorrágico
Los síntomas del dengue hemorrágico evolucionan en etapas y, aunque de manera inicial se puede confundir con un cuadro leve, progresa con rapidez hacia signos de alarma que requieren hospitalización inmediata.
- Primera fase
La fase febril aparece en los primeros días y aquí el paciente presenta fiebre alta que puede llegar a los 40 °C, acompañada de dolor de cabeza intenso, malestar general, dolor muscular y articular, y pérdida del apetito. Es posible que también se presente dolor detrás de los ojos y erupciones en la piel; esta fase es muy similar a la del dengue clásico.
- Segunda fase
Esta es la fase crítica en donde la fiebre comienza a disminuir, pero aparecen signos de alerta que pueden indicar la posible transición hacia la fase hemorrágica. Se desarrolla dolor abdominal intenso y continuo, vómitos persistentes, sangrado en encías o nariz, aparición de manchas rojas o moradas en la piel, debilidad extrema, irritabilidad o somnolencia y sensación de frialdad en las extremidades. Es posible que el paciente presente también sangrado en el tracto gastrointestinal, lo que se manifiesta con vómito con sangre o heces oscuras.
El descenso brusco del recuento de plaquetas y el aumento del hematocrito son datos de laboratorio que confirman el riesgo de dengue hemorrágico. Esta pérdida de líquidos puede causar choque hipovolémico, que se caracteriza por la caída severa de la presión arterial, pulso débil, piel fría y húmeda, así como dificultad para respirar.
Este estado puede llegar a ser fatal si no se aborda de manera inmediata al producir hemorragias internas o falla multiorgánica.
- Tercera fase
Es la fase de recuperación en la que el cuerpo comienza a restablecer el equilibrio de líquidos. Sucede después del periodo crítico y se caracteriza por la mejoría gradual del paciente. Durante esta etapa el cuerpo comienza a reabsorber los líquidos que se habían filtrado hacia los tejidos durante la fase anterior, lo que provoca una estabilización de la presión arterial y del pulso, además de una recuperación del apetito y de la energía.
En esta etapa es importante vigilar la reabsorción de líquidos, ya que, si ocurre demasiado rápido o sin control, puede provocar sobrecarga de líquidos en órganos como los pulmones o el corazón, resultando en nuevas complicaciones como edema pulmonar o insuficiencia cardíaca.
Por este motivo, aunque el paciente se vea más recuperado, sigue siendo fundamental mantener la vigilancia médica hasta que el equilibrio de líquidos y los valores sanguíneos regresen a la normalidad.
Dengue hemorrágico tratamiento
El tratamiento del dengue hemorrágico se basa principalmente en el manejo de los síntomas y en la prevención de complicaciones. No existe un tratamiento antiviral específico que elimine el virus del dengue, por lo cual es importante que el enfoque terapéutico se centre en mantener la hidratación, estabilizar al paciente y monitorear de manera constante los signos vitales y valores sanguíneos.
Lo más importante en el tratamiento es la reposición de líquidos por vía oral o intravenosa, esto se realiza para compensar las pérdidas de plasma y evitar el shock. Los pacientes deben ser hospitalizados para recibir vigilancia médica continua, especialmente durante la fase crítica.
La identificación temprana de los signos de alarma, junto con un manejo oportuno adecuado reducen de manera significativa la mortalidad del dengue hemorrágico.
La recuperación completa puede tardar varias semanas, durante las cuales es importante continuar con controles médicos y mantener una buena hidratación.
El tratamiento del dengue hemorrágico no termina en el hospital, por lo cual la prevención de nuevos episodios es fundamental. Las personas que ya han desarrollado dengue hemorrágico deben protegerse rigurosamente de las picaduras de mosquitos, ya que una nueva infección puede volver a ser peligrosa.
El dengue hemorrágico es una enfermedad potencialmente mortal que requiere atención médica inmediata; con atención médica oportuna, la mayoría de los pacientes logran una recuperación completa.
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Fuentes:
IMSS, MedlinePlus, OMS