Es posible que las personas consideren que hay diversos tipos de autismo al momento de considerar este padecimiento, pero realmente es un espectro que suele englobar diversas maneras en que las personas perciben el mundo o se comunican.
Se estima que, de cada 100 mil nacimientos, cinco personas presentan autismo, y aunque esta cifra no es alta, la enfermedad tiene un fuerte impacto en la familia y en el niño. Solo el 5% de estos niños llegarán a ser independientes y autónomos durante su vida adulta, mientras que el otro 95% requerirá de la supervisión de otra persona.
Es indispensable un diagnóstico temprano para mejorar la calidad de vida del paciente a largo plazo, el cual se debe atajar desde los primeros meses.
Qué es el autismo
El autismo es un trastorno del desarrollo neurológico, en el cual se ve afectada la manera en que una persona percibe, interactúa y se comunica con el mundo. Cada persona presentará de una manera única el autismo.
Es un síndrome que afecta a la población infantil y es una disfunción en las habilidades socio-adaptativas y trastornos en la contención de repetición de las conductas, por lo que los niños que lo padecen presentan problemas en el desarrollo motor, de lenguaje y socialización.
Al día de hoy, no se conocen en el autismo causas de que surja, pero se piensa que es una combinación de factores genéticos y ambientales; pero no existe una causa única.
Trastorno del espectro autista
El autismo forma parte del TEA o trastorno del espectro autista, algunas personas se pueden referir como tipos de autismo; son una categoría amplia de trastornos del desarrollo neurológico que afectan a las personas de diferentes maneras.
El TEA es un espectro, esto quiere decir que existe una amplia gama de habilidades y desafíos que viven las personas y sus familiares. Por este motivo es importante generar conciencia sobre este trastorno.
Más allá del autismo, existen otros perfiles que se incluyen dentro del espectro autista, como el síndrome de Asperger, trastorno desintegrativo infantil, trastorno generalizado del desarrollo no específico, por mencionar algunos.
Por otra parte, se han clasificado niveles de severidad que reflejan el impacto de los síntomas en la vida diaria.
- Nivel 1: requiere apoyo pero la persona puede funcionar con relativa normalidad.
- Nivel 2: requiere apoyo más significativo especialmente en las habilidades sociales y en la comunicación.
- Nivel 3: requiere apoyo muy significativo, en este nivel los síntomas son graves y la persona requerirá apoyo intenso en todas las áreas de la vida diaria.
Aunque este trastorno se desarrolla en la infancia, hay que ser conscientes de que, por supuesto, hay niños con autismo, pero también conforme crecen, no desaparece esta situación, así que también hay autismo en adultos. Pero para tratar que, en la etapa adulta de la vida, sean lo más funcional posible, es importante diagnosticar lo antes posible. Esto siempre por parte de un especialista que puede emplear herramientas como test de autismo, exámenes médicos, por ejemplo.
Síntomas de autismo
La variedad de los síntomas de autismo es muy amplia, y cada individuo los presenta de manera diversa, aunque suelen catalogarse en dos grupos, los déficits de la comunicación e interacción social que afecta la comunicación verbal, la no verbal y la comprensión de la sociedad e individuos.
La segunda categoría engloba los comportamientos repetitivos e interés restringidos, aquí entran los movimientos repetitivos, realizar rutinas o rituales estrictos, tener intereses intensos o reacciones extremas a estímulos sensoriales.
Más allá de las diferentes características que se presentan en las personas que viven con autismo, existen algunas señales que los padres de familia pueden llegar a percibir y que podrían indicar que su hijo o hija lo ha desarrollado:
- Si a los 18 meses el bebé no señala con el dedo para pedir lo que desea y usa menos de cinco palabras.
- Antes de los 24 meses presenta poco contacto visual.
- A los 30 meses de nacido no es capaz de elaborar frases de dos elementos.
- El paciente presenta preferencias excesivas por personas, conceptos, movimientos, ideas, personajes y palabras.
- Muestra poco control en actividades repetitivas tales como girar, brincar, repetir palabras, aletear, etcétera.
Autismo, familia y calidad de vida
El diagnóstico y tratamiento del autismo depende de la temprana intervención. Para ello es necesario acudir con un neurólogo pediatra, quien es el especialista en este trastorno, y quien, con ayuda de terapeutas y otros especialistas (audiólogos, neurofisiólogos, alergólogos, nutriólogos, gastroenterólogos pediatras), asistirán al paciente.
Es importante identificar fortalezas y debilidades de cada niño para que un equipo multidisciplinario establezca el tratamiento más adecuado para cada caso. El tratamiento se basa principalmente en terapias psicológicas orientadas a que se adquiera mayor socialización, al desarrollo, en lo posible, de sus habilidades de lenguaje y una mejor adaptación.
Es común que estos niños requieran de un manejo farmacológico para tratar algunas alteraciones como ansiedad, depresión o episodios de agresividad, que son efectos secundarios de este síndrome.
El autismo puede tener un gran impacto en la dinámica familiar y calidad de vida de todas las personas involucradas. Con frecuencia, una familia que enfrenta el desafío de tener un integrante de la familia que viva con autismo, provoca que haya nuevas formas de comunicación e interacción, cambios en las rutinas y crear estrategias específicas para apoyar a su ser querido.
La comprensión y educación del autismo y de los trastornos del espectro autista ayudarán mucho a reducir el estrés y promover un entorno familiar y social más enriquecedor y beneficioso para las personas. Acércate a un hospital o clínica de autismo para resolver todas tus dudas sobre este tema.
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Fuentes:
OMS, MedlinePlus, Scielo
