El síndrome de HELLP es una complicación grave del embarazo que suele aparecer en el tercer trimestre, aunque también puede manifestarse después del parto. Se considera una variante severa de la preeclampsia y representa una urgencia médica que requiere diagnóstico y tratamiento oportunos para proteger la vida de la madre y del bebé.
Aunque no es una condición muy frecuente, su impacto puede ser significativo si no se detecta a tiempo. Por ello, comprender qué es el síndrome de HELLP, cuáles son sus síntomas, cómo se relaciona con la preeclampsia y cuáles son sus posibles consecuencias resulta fundamental para las mujeres embarazadas y sus familias.
¿Cuál es la causa del síndrome de HELLP?
Hasta el momento, no existe una causa única y completamente definida del síndrome de HELLP. Sin embargo, la evidencia médica indica que se trata de una condición multifactorial, estrechamente relacionada con alteraciones en los vasos sanguíneos y con una respuesta anormal del organismo durante el embarazo.
En términos simples, el síndrome ocurre cuando se afectan tres procesos clave del cuerpo: la destrucción de los glóbulos rojos, la alteración de la función hepática y la disminución de las plaquetas. Estas alteraciones generan inflamación, problemas de coagulación y daño a distintos órganos.
Entre los factores más frecuentemente asociados al síndrome HELLP se encuentran:
- Preeclampsia previa o actual.
- Hipertensión arterial durante el embarazo.
- Embarazos múltiples.
- Antecedentes de síndrome de HELLP en gestaciones anteriores.
- Trastornos autoinmunes o de coagulación.
Aunque muchas pacientes desarrollan HELLP en el contexto de la preeclampsia, es importante señalar que también puede presentarse sin síntomas claros previos de hipertensión, lo que dificulta su detección temprana.
Síntomas de síndrome HELLP
Los síntomas de síndrome HELLP pueden ser variables y, en algunos casos, confundirse con molestias comunes del embarazo, lo que retrasa el diagnóstico. No obstante, cuando se presentan de forma conjunta o progresiva, deben considerarse señales de alerta.
Los síntomas más frecuentes incluyen:
- Dolor intenso en la parte superior derecha del abdomen.
- Náuseas y vómitos persistentes.
- Dolor de cabeza severo.
- Visión borrosa o sensibilidad a la luz.
- Cansancio extremo o malestar general.
- Hinchazón repentina de cara, manos o pies.
- Sangrados anormales o aparición de moretones.
A diferencia de otros padecimientos, el HELLP puede avanzar rápidamente. Por ello, ante la presencia de estos síntomas, especialmente en mujeres con diagnóstico de preeclampsia, se recomienda acudir de inmediato a valoración médica.
Consecuencias del síndrome de HELLP después del parto
Aunque el nacimiento del bebé suele ser parte fundamental del tratamiento, el síndrome de HELLP puede continuar o incluso manifestarse por primera vez después del parto. Por esta razón, el seguimiento médico en el periodo posparto es indispensable.
Entre las posibles consecuencias del síndrome de HELLP después del parto se encuentran alteraciones temporales o permanentes en la salud materna. Algunas de ellas pueden resolverse con tratamiento oportuno, mientras que otras requieren vigilancia a largo plazo.
Las principales complicaciones posparto incluyen:
- Insuficiencia hepática transitoria.
- Alteraciones en la coagulación.
- Daño renal.
- Riesgo de sangrado interno.
- Mayor probabilidad de hipertensión crónica.
Desde el punto de vista emocional, muchas mujeres también experimentan ansiedad o temor en embarazos futuros, por lo que el acompañamiento médico y psicológico resulta clave.
¿Cómo se puede curar el síndrome de HELLP?
Actualmente, no existe una “cura” específica para el síndrome de HELLP como tal. El tratamiento se enfoca en detener la progresión del daño y prevenir complicaciones graves, lo cual generalmente implica la finalización del embarazo.
El manejo depende de la edad gestacional, la gravedad de los síntomas y el estado general de la madre y el bebé. En muchos casos, el parto es la medida más efectiva para controlar la enfermedad.
Las principales estrategias de tratamiento incluyen:
- Hospitalización inmediata.
- Control estricto de la presión arterial.
- Medicación para prevenir convulsiones.
- Corticoides para mejorar la función hepática y plaquetaria.
- Monitoreo continuo materno y fetal.
Tras el parto, la mayoría de las pacientes presenta una mejoría progresiva en días o semanas. No obstante, el seguimiento médico es fundamental para asegurar una recuperación completa y detectar posibles secuelas.
¿Cuál es la tríada del síndrome de HELLP?
El nombre HELLP proviene de las iniciales en inglés de los tres hallazgos principales que caracterizan este síndrome. Esta combinación de alteraciones es conocida como la tríada del síndrome de HELLP y es clave para su diagnóstico.
La tríada incluye:
- Hemólisis: destrucción anormal de los glóbulos rojos.
- Elevación de enzimas hepáticas: indica daño o inflamación del hígado.
- Plaquetas bajas: aumenta el riesgo de sangrado.
Estos criterios son evaluados mediante estudios de sangre y constituyen los llamados síndrome de HELLP criterios, utilizados por el personal médico para confirmar el diagnóstico y determinar la gravedad del cuadro.
Preeclampsia, eclampsia y síndrome de HELLP
Para comprender mejor el síndrome de HELLP, es importante conocer su relación con la preeclampsia y eclampsia, tres condiciones que forman parte de un mismo espectro de enfermedades hipertensivas del embarazo.
La preeclampsia es una complicación caracterizada principalmente por presión arterial elevada y daño a órganos, generalmente después de la semana 20 de gestación. Muchas personas se preguntan qué es la preeclampsia, y la respuesta sencilla es que se trata de una respuesta anormal del cuerpo al embarazo que puede afectar múltiples sistemas.
Cuando la preeclampsia progresa y aparecen convulsiones, se denomina eclampsia, una situación potencialmente mortal. El síndrome HELLP se considera una forma grave de esta progresión, incluso cuando no hay convulsiones evidentes.
En algunos contextos, el término preclancia es usado de manera coloquial para referirse a la preeclampsia, aunque el término médico correcto es preeclampsia.
La detección temprana y el control prenatal adecuado son fundamentales para prevenir la progresión hacia estas complicaciones y reducir los riesgos tanto para la madre como para el bebé.
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Fuente:
Stanford Medicine, MedlinePlus, NIH