El sueño es un estado que ocupa la tercera parte de la vida y es bien sabido que sus alteraciones afectan a los seres humanos sin importar edad, grupo racial, condición socioeconómica, estado físico, etc.
Se estima que un 25 % de la población mayor de 30 años y hasta un 65% de la mayor de 60 años presentan algún trastorno del sueño que por lo general no se trata de enfermedades aisladas, sino que pueden tratarse de irregularidades de origen físico o psíquico que llegarán a modificar significativamente su diaria existencia.
Dormir es algo esencial para la vida, contribuye a diferentes factores de la salud y la alimentación. Muchas de las consecuencias por la falta de sueño no son percibidas, sin embargo, la falta de sueño se asocia con obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Esta enfermedades, a demás de la falta de sueño, se relacionan con una mala alimentación, factores genéticos, ambientales y falta de actividad física y ejercicio.
Es recomendable dormir un mínimo de seis a ocho horas diarias. El dormir menos de ocho horas de manera regular se relaciona con un aumento para el desarrollo de diferentes enfermedades y puede tener efectos negativos en la salud, por ejemplo:
- Obesidad: diferentes estudios han demostrado que el dormir menos de seis horas de manera regular favorece la ganancia de peso.
- Diabetes: varios estudios han demostrado que el dormir menos de cinco horas aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Así mismo se ha demostrado que al mejorar el sueño, los niveles de glucosa en sangre disminuyen.
- Enfermedades Cardiovasculares e Hipertensión: el dormir menos de seis o siete horas de manera regular se relaciona con riesgo aumentado para el desarrollo de calcificación de la arteria coronaria, un predictor de infarto al miocardio y enfermedades del corazón.
- Sistema Inmune: la falta de sueño disminuye la habilidad del organismo para combatir infecciones.
Resfriado Común: las personas que duermen menos de siete horas son tres veces más propensos a desarrollar síntomas de la gripa.
En relación con la nutrición, la falta de sueño altera los niveles de diferentes hormonas que interactúan en el metabolismo, la regulación del apetito y la respuesta la estrés. La falta de sueño puede producir ganancia de peso y niveles altos del índice de masa corporal (IMC).
A través de diferentes estudios se ha visto que la falta de sueño altera los niveles de leptina y ghrelina, dos hormonas involucradas en la regulación del apetito y la masa grasa.
- Leptina: es la encargada de indicar la sensación de saciedad
- Ghrelina indica la sensación de hambre.
Personas que duermen menos de cinco horas tienden a tener bajos niveles de leptina y altos niveles de ghrelina. De la misma manera, se ha visto que la falta de sueño produce un incremento por los antojos, especialmente de cosas dulces y altas en grasa. Una razón para la presencia de estos antojos puede estar relacionada con la hormona de estrés, el cortisol, que incrementa con la falta de sueño y contribuye a la sensación de hambre.
Además, las personas que pasan más tiempo despiertos en la noche, tienden a comer más, especialmente alimentos altos en energía.
El dormir las horas de sueño necesarias no garantiza una buena salud, sin embargo, ayuda a mantener las funciones vitales. Al dormir se presentan funciones de restauración como la reparación de tejidos, crecimiento muscular y síntesis de proteína. Un adecuado patrón de sueño ayuda a las personas a sentirse mejor, aporta beneficios a la salud, ayuda a tener una vida más productiva y un estilo de vida más saludable.
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